El Museo Etnológico de San Chuan De Plan

¿Conoces el Museo de San Chuan? ¿Cómo imaginas los pequeños museos etnológicos del siglo XXI?

El museo de San Chuan de Plan se podría inscribir en un tipo de museos que es conocido por los antropólogos como “espontáneo”, “nativo” o “indígena”, pues nace de un personal impulso por recuperar la tradición y se diferencia de los que, aún incorporando el punto de vista de los nativos, ofrecen una representación de la cultura más “científica” e impersonal. (Lattanzi, 2006:161).

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Museos y Centros interpretativos del Sobrarbe

En Sobrarbe casi todos los municipios tienen, por lo menos, un museo o una pieza museística denominada “etnológica”.  En los más nuevos se observa cómo gana importancia la señalización y la “panelización” tan propia de los centros interpretativos. En ocasiones se trata de antiguos ingenios restaurados, como el batán de Lacort, la sarra de Sin o el molino de Pedro Buil. En otras, son extensas colecciones clasificadas en torno a los espacios de la casa tradicional (San Juan, Torla, Tella), exposiciones en torno a temas como las creencias populares (Museo de Abizanda), la electricidad (Museo de Lafortunada), la extracción de la madera (Centro de Interpretación de Ceresa y Museo de Laspuña), la Bolsa de Bielsa en la Guerra Civil…  En este último se ha construido un audiovisual verdaderamente interesante a partir de las fotografías de guerra en las que aparecen soldados, ge

museomaqueta

Inauguración Museo de la Electricidad de Lafortunada

ntes huyendo a Francia y los efectos de la destrucción y el fuego en el pueblo. Estos materiales se han reunido en una narración epistolar de un soldado imaginario que logra transmitir con emoción las vivencias de quienes sufrieron la guerra en este lugar. La construcción de un soldado ficticio a partir de testimonios distintos no resta veracidad a la historia.
También hay pequeñas y curiosas muestras, como la recogida por el viejo cura de Tella en un anexo a la pequeña iglesia del pueblo más alto de la comarca y donde apenas queda nadie. Allí, con etiquetas escritas a mano que leen turistas y montañeros,  pueden verse las tenazas para hacer las hostias junto a otros hierros que servían para cocinar o para el aseo del sacerdote.

Aunque en Sobrarbe se han creado múltiples asociaciones culturales que se implican en la conservación y difusión del patrimonio, los promotores de los diferentes museos y monumentos etnográficos son, en la mayoría de los casos, sujetos particulares que podemos incluir entre aquellos que Barth denomina “innovadores sociales”.
Entre estos podemos citar a Raúl Giral, el hombre quien restauró y cedió a una asociación el Molino de Pedro Buil en Sarsa de Surta o a Josefína Loste, la impulsora del Museo de San Juan de Plan.
Entre quienes mantienen sus vínculos con la comarca desde zonas cercanas, citaremos al escritor y etnógrafo Severino Pallaruelo, quien trabajó para la recuperación de las navatas o al maestro José María Escalona quien impulsó la creación del Museo de Bielsa.
Entre los intelectuales que, sin haber fijado nunca su residencia en la comarca, han trabajado por la creación de espacios museísticos podemos citar a Ángel Gari, antropólogo, experto en brujería y director del Museo de Creencias y Religiosidad Popular de Abizanda y del de Leyendas en Tella o a José Luis Acín, escritor y técnico del Gobierno de Aragón quien abogó por la restauración y exposición del Batán de Lacort.
Más raro es el caso de particulares que llegan de fuera para fundar un museo privado pero podemos citar al anticuario E. Angulo quien creó en Ainsa el Museo de Artes y Oficios con piezas adquiridas a lo largo de los años en pueblos de la zona. Los objetos han sido seleccionados por su valor estético y han sido ordenados en el contexto de la casa con abundante información sobre su uso y su elaboración en paneles de cuidado diseño.